Una sinuosa “S” turquesa atraviesa el lienzo en sentido vertical, como un río de energía o un camino que se revela. A su alrededor, capas de morado, rosa, amarillo y verde laten con vitalidad. En la superficie emergen íconos sutiles —corazones, soles y ritmos punteados— elementos recurrentes en mi lenguaje visual que hablan de la alegría, la conexión y el cosmos interior.
Esta obra no busca ser “entendida”, sino sentida. Es una invitación a entrar en un diálogo vibrante entre el movimiento, el color y la memoria.